Tokio es la ciudad más impresionante que he visitado hasta el momento, llena de estímulos y miradas de lo más cautivadoras. Conocida como la capital del este y la ciudad más habitada del mundo, alberga alrededor de 37 millones de personas. Desde el famoso cruce de Shibuya, donde la gente va en diagonal y el caos se mezcla con la sincronización perfecta; hasta los alrededores del templo Sensō -ji, lleno de personas con kimonos tradicionales, la ciudad alberga expresiones de lo más llamativas para mi ojo occidental.
Los que siguen mi obra saben que, a lo largo de estos años mi gran fuente de inspiración siempre fue la naturaleza. Fue la primera vez que sentí una conexión genuina y fluida con la atmósfera de una ciudad y los locales. A pesar de haber ido con la idea de que en general los japoneses son introvertidos, muchos parecían exactamente lo contrario.
Salir de espacios confortables me permitió conocer una faceta nueva de mi visión, ir hacia lo desconocido enriquece. Lo que mis ojos sentían se plasma en cada una de las imágenes, espero puedan viajar también.